martes, 8 de marzo de 2011

Por el empoderamiento de los ciudadanos en temas de ciencia


▪ ¿Legalizar los abortos? ¿Consumir maíz transgénico? ¿Impulsar la energía nuclear? Hasta en la sopa nos topamos con cuestiones que tienen que ver con ciencia, ello requiere que tengamos conocimientos en el tema para saber si nos la comemos o no


Luz Olivia Badillo

Carlo Marcello Almeyra da clases de italiano en la Facultad de Ciencias de la UNAM e imparte la asignatura de Filosofía e Historia de la Biología en la misma, él considera que una sociedad ideal es aquella donde la solución de los problemas (en especial los relacionados con ciencia y tecnología) surgen desde lo social, donde hay una presencia plural de todas las minorías que la componen. En nuestro caso, el país es tan complejo y variado en su composición étnica que no se puede tener una idea homogénea de "el mexicano".

"La participación ciudadana para muchos científicos es innecesaria (es la idea más difundida); sin embargo, se empieza a ver la necesidad de formar una democracia donde no es posible excluir a ciertos sectores de las decisiones sobre ciencia y tecnología. Los habitantes tienen muy diferentes necesidades; el medio rural en el Norte del país es distinto al del Sur, en la costa o el desierto. Se debería partir de la inclusión, de tomar en cuenta la pluralidad de factores y actores".

Hay temas muy locales, como qué hacer respecto a la gestión de la biósfera natural de "X" lugar, ahí podría ser más pertinente la opinión de biólogos, ecólogos, sociólogos, economistas, etcétera. Pero en general, hay que aumentar la participación de los ciudadanos para obtener una mayor aceptación de las soluciones que se llegarían a elaborar, es decir, rediscutir el papel o la figura del experto, porque, ¿quién es? En determinado momento el experto podría ser el pescador al que se le quiere imponer una veda para cierto periodo en la pesca de camarón.

Sí, participar, pero cómo

El doctor en Estudios Filosóficos y Sociales sobre Ciencia y Tecnología considera que poder participar en una discusión supone estar informados, y para ello se requiere brindar educación de calidad. Cada región tiene sus problemáticas y de nada sirve imponer una lengua a todos, homogeneizando y aplastando la cultura de los pueblos. No tiene sentido imponer un conocimiento, "el bueno" pues no hay un conocimiento único y debe ser plural.

"Existen muchas formas de participar: conferencias, referéndums, manifestaciones, asambleas, tribunales de no expertos, comisiones parlamentarias dentro de ciertas instituciones o por fuera de estas. Un cambio democrático implica tomar decisiones horizontales e inclusive de abajo hacia arriba para definir hacia dónde queremos ir y qué modelo de país queremos".

Se dice que los mexicanos somos apáticos, pero si entendemos como apático el hecho que no estamos preparados (nadie nace ni con la cultura necesaria, ni el conocimiento necesario), para tomar una decisión. Para ello es necesario un mayor acceso a educación de calidad, que nos brinde la posibilidad de pensar críticamente con respecto a los temas sociales. Si los mexicanos tienen una preparación de segundo de secundaria, ¿para qué ofrecerles algo mejor?, dice irónico.

¿Quiénes tienen derecho de palabra sobre qué México queremos? Pues además de los mexicanos, incluiría a los vecinos de los países circundantes pues si en determinado momento decidiéramos desarrollar energía nuclear masivamente y guardar en el suelo grandes cantidades tóxicas, el daño no sólo se quedaría en el país, se extendería a todo el planeta y sería muy justo que incluyéramos al resto de la humanidad; la contraparte es que no nos podemos perder frente a una inclusividad total.

Por una visión glocal

Hay que tomar en cuenta el conocimiento y las tendencias globales pero actuar a nivel local (glocal) y viceversa, propone Almeyra. Hay casos donde se ha podido volver sustentable el aprovechamiento de algún recurso, por ejemplo, en San Juan Parangutirimicuaro, Michoacán los pobladores entendieron que en lugar de talar árboles hasta deforestar —con la asesoría de expertos— aprendieron otras alternativas como remediación del suelo y tala de algunos individuos de acuerdo a su edad.

No se trata de ser capitalistas light, pero al ver un fenómeno muy complejo no quiere decir que no se puede hacer nada. Los noruegos desarrollaron hace décadas un ministerio de gobierno que aborda cuestiones éticas respecto a ciencia y tecnología, como ¿qué hacer con los alimentos genéticamente modificados?, sus riesgos, precio, etiquetado… Como tienen bastante experiencia, han logrado acuerdos de manera incluyente: invitando a los medios de comunicación, organizando paneles de no expertos.

"¿Se corre riesgo de no llegar a ningún acuerdo? Pues sí como en toda democracia, no tanto de no llegar a un acuerdo sino que tipo y cómo se construyen éstos. Debe haber una transparencia donde todos tengan acceso a las alternativas". Carlo Almeyra enfatiza: Siempre existen otras soluciones posibles, siempre. Así como al explicarse un fenómeno científico siempre va a haber teorías rivales o diferentes formas de abordarla. Existen diferentes mundos posibles.

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