martes, 5 de febrero de 2013

RESERVA ECOLÓGICA DEL PEDREGAL DE SAN ÁNGEL: ATLAS DE RIESGOS

  • Presentan libro sobre una reserva con características especiales pues representa el 33% del campus de la Ciudad Universitaria

  • Es un patrimonio natural de todos los mexicanos, por lo que el libro debe servir para conservarla y valorarla, señaló Rosaura Ruiz  

     

    Actualmente existen más de mil 500 formas de vida en la Reserva del Pedregal de San Ángel, entre las que destacan el tlacuache, el cacomixtle, la tarántula y la calandria; este territorio en 30 años se ha ido extendiendo: originalmente contaba con 124 hectáreas en 1983 y en 2005 alcanzó 237 hectáreas. 

    La reserva enfrenta riesgos ambientales que van desde la extracción de roca hasta la contaminación lumínica y de ruido, esta última alterando el comportamiento de los animales. Estos son algunos de los elementos que se examinan en el libro: La Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel: Atlas de riesgos que se presentó el pasado 21 de enero en el auditorio Carlos Graef en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

    El Atlas, elaborado por Antonio Lot, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Marcela Pérez Escobedo, Guillermo Gil Alarcón, Saúl Rodríguez y Pedro Camarena, expone las prácticas que cualquier visitante debe evitar en la reserva ecológica para su protección, como la introducción de flora y fauna exóticas, es decir especies que se encuentran fuera de su área de distribución original, como los árboles de eucalipto o los perros y gatos que la gente abandona; pues son especies que afectan a la población nativa de la reserva, se afirmó durante la presentación. 

    El libro de divulgación científica busca concientizar a la sociedad para la preservación de la flora y fauna del terreno, que representa el 33% del campus universitario e incluye una breve historia sobre la formación del Pedregal a causa de la explosión del volcán Xitle, hace mil 670 años.

    La obra contiene once riesgos ambientales y catorce mapas; expone, por ejemplo, el problema de los incendios en la zona de reserva, que dependiendo de su intensidad, frecuencia y magnitud, provocan el desplazamiento de diversas especies y modifica la disponibilidad de recursos alterando la dinámica del ecosistema. Estos ocurren generalmente entre enero y mayo, pero no es el temporal el factor determinante sino el desecho de colillas de cigarros encendidas, entre otro tipo de basura. En los últimos 11 años se han registrado 164 incendios.

    La presentación contó con la participación del doctor Cesar Nava Escudero del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y el doctor Carlos Arámburo de la Hoz, Coordinador de la Investigación Científica de esa institución.

    La directora de la Facultad de Ciencias, Rosaura Ruiz Gutiérrez, expresidenta de la AMC y moderadora de la mesa, destacó que la reserva es un patrimonio natural de todos los mexicanos, por lo que el libro debe servir para conservarla y valorarla.

    El doctor Zenón Cano Santana dijo que los principales vecinos invasores de las especies somos los seres humanos; diariamente transitan 70 mil autos en el circuito interior de Ciudad Universitaria y las 266 mil personas que habitan en la universidad generamos diariamente 53 toneladas de basura, advirtió. 

    El biólogo Armando Peralta Higuera del Instituto de Geografía señaló que el libro puede servir de referencia en la gestión ambiental de otras reservas; no obstante, tiene que ir acompañado de un cambio de hábitos por parte de los ciudadanos para evitar prácticas incompatibles con el futuro de la naturaleza.

    Luz Olivia Badillo

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